miércoles, 25 de mayo de 2011

LA TECNOLOGIA, EL COMPUTADOR Y EL INTERNET COMO RECURSO EDUCATIVO

Marcelo Mantilla F.*
*Licenciado en Ciencias de la Educación, Especialización Química y Biología
*Doctor en Ciencias de la Educación, Mención Educación Ambiental
*Magister en Docencia Universitaria y Administración Educativa
*Diplomado Superior en Informática Educativa para la Educación Universitaria
*Diplomado Superior en Gerencia con Programación Neuro Lingüística
*Diplomado Superior en Tecnologías para la Gestión y Práctica Docente
*Maestrante del Programa en Ciencias de la Educación
*Docente de educación media y superior
*Consultor educativo y Asesor de Proyectos de Investigación y de Inversión.

No cabe duda que la tecnología ha cambiado la visión del mundo, ha reestructurado las sociedades, las comunidades, la familia, y la mente del individuo en lo personal, en lo cultural, en lo científico y hasta en lo humano.
Si la sociedad cambia es por la educación, si la educación cambia, cambia la cultura social, lo uno lleva concomitantemente a lo otro. En el ámbito tecnológico, estos efectos parecen más visibles a partir de la última década del siglo anterior y se arraiga más en los años presentes (2008), sin siquiera imaginarnos lo que ocurrirá en los próximos 10 años, por ejemplo.
Introducir la tecnología en la educación es solo una de las posibilidades para salir del sub desarrollo educativo, pero tampoco es la panacea y solución a los problemas. No basta con poner computadoras en cada aula y más exageradamente un ordenador por dos o tres estudiantes; requiere más que cantidad de máquinas y tecnología, de cambio de mapas mentales de los actores de la educación, llámense éstos maestros, estudiantes, autoridades de todo nivel y padres de familia, en definitiva la sociedad entera. Hay que reconocer que el estudiante reestructura su esquema mental más rápido que el profesor.
El uso benéfico o mal uso de la tecnología dependerá de esa estructura mental de quien está al frente de la misma.
Toda acción al cambio positivo es loable venga de quien venga, pero en educación, son los maestros los llamados a potencializar ese cambio en la mente de sus alumnos para buscar su formación integral y holística, con alta dosis de autonomía, criticidad, uso de destrezas y habilidades para formar un individuo competente y competitivo que es lo que la sociedad actual exige. Por supuesto que no pierda el horizonte del humanismo y la compartitividad propia de la especie humana.
Muchos aspectos pueden cambiar con solo hacer un “click”, pero, ese "click" que debe producirse en las mentes y actitudes de quienes enseñan, debe ser la consecuencia de un proceso previo –que comienza en los tempranos años de la escolaridad– donde primero como alumnos y luego como docentes, cultiven las siguientes destrezas que –según los estándares de las International Society for Technology in Education– son necesarios para desenvolverse en el siglo XXI. Estas son:
-Manejarse con soltura en el empleo de la tecnología.
-Comunicar información e ideas usando una gran variedad de medios y formatos.
-Acceder, intercambiar, compilar, organizar, analizar y sintetizar información.
-Bosquejar conclusiones y realizar generalizaciones basadas en información obtenida.
-Saber encontrar información adicional.
-Saber evaluar la información y sus fuentes.
-Construir, producir y publicar modelos, contenidos y otros trabajos creativos.
-Tener la habilidad para transformarse en autodidactas.
-Colaborar y cooperar en grupos de trabajo.
-Tener la disposición para la resolución de problemas.
-Interactuar con otros en forma apropiada y ética.
El éxito de la escuela depende, en cierta forma, de nuestra habilidad para hacer que esa mera presencia de artefactos tecnológicos, se transforme en una integración a través del currículum, de:
Tecnología,
Conectividad,
Contenido, y
Recursos humanos.
“Estos cuatro factores son los que conforman el "aprendizaje digital", el cual, cuando es implementado correctamente conforma un entorno de aprendizaje de características altamente dinámicas y participativas. Este entorno debería ser: centrado en proyectos y problemas; centrado en el estudiante antes que en el docente; colaborativo; comunicativo; personalizado; y productivo”.[1]
El docente “actual” debe tener como un fiel aliado al internet puesto que le ayudará, precisamente, a estar actualizado, a descubrir nuevas formas de enseñanza, nuevas formas de aprehender, además porque, en muchas ocasiones, los estudiantes “saben más” que los propios maestros el uso de herramientas tecnológicas y el manejo de información. Es esencialmente este último factor el que debe tener muy en cuenta el docente, es decir, enseñar al alumno a evaluar la información, puesto que en internet, no todo lo que allí existe es correcto o beneficioso. Cuando el alumno haya alcanzado ese dominio crítico para el manejo de información, se podrá decir que su autonomía le favorecerá el proceso de capacitación y crecimiento académico en el orden de sus necesidades.
El docente debe utilizar internet, entre otras, por las siguientes razones:
-Permite la colaboración con otros docentes, no importa del lugar que sea, internet rompe las distancias.
-Para encontrar y compartir material didáctico, allí ya están “hechos” muchos recursos que pueden ser oportunos y adecuados para el proceso de enseñanza-aprendizaje.
-Para encontrar información complementaria, es decir, siempre habrá que ir “más allá” del texto de enseñanza y, es el internet una herramienta valiosísima para este propósito. No se olvide que, muchas veces, el estudiante ya conoce el tema que le está hablando o tiene interrogantes al respecto.
-Para descubrir nuevas oportunidades de crecimiento profesional. Esta es una ventana abierta a la capacitación constante del maestro mediante foros, chats, cursos on-line gratuitos, etc...
La introducción de internet en el aula de clase rompe también con los paradigmas tradicionales de educación: deja el maestro de ser el centro de atención y se mezcla entre los actores del proceso, puesto que hay estudiantes con mejores capacidades y conocimientos en el manejo de las herramientas tecnológicas y se convierten en ayudantes y “profesores” de sus pares, y el verdadero docente se vuelve un “aprendedor” del proceso. Esto cambian los roles tradicionales de la educación antigua.
El internet permite el trabajo colaborativo y por tanto la interrelación física o digital que contribuye a ser partícipe del desarrollo de un proceso o actividad. Permite potencializar la criticidad en el manejo de información, en tanto y en cuanto esta herramienta pone a disposición una infinita cantidad de contenidos de la misma temática, y; en consecuencia el estudiante tiene una amplia gama de información para escoger lo válido, lo posible, lo verdadero, lo real, lo científico, lo apropiado, previo un análisis concienzudo y crítico del mismo.
Con esta apreciación el estudiante está sintonizado con el enfoque constructivista de la educación actual para la que: “Aprender no significa ni simplemente reemplazar un punto de vista (el incorrecto) por otro (el correcto), ni simplemente acumular nuevo conocimiento sobre el viejo, sino más bien transformar el conocimiento. Esta transformación, a su vez, ocurre a través del pensamiento activo y original del aprendiz. Así pues, la educación constructivista implica la experimentación y la resolución de problemas y considera que los errores no son antitéticos del aprendizaje sino más bien la base del mismo”.
CONCLUSIONES
-Los estudiantes comprenden mejor cuando están envueltos en tareas y temas que cautivan su atención. Por lo tanto, desde una perspectiva constructivista, los profesores investigan lo que interesa a sus estudiantes.
-El profesor debería dejar de exigir sumisión y fomentar, en cambio, libertad responsable. Las relaciones entre alumnos son vitales. A través de ellas, se desarrollan los conceptos de igualdad, justicia y democracia y progresa el aprendizaje académico.
-Internet presenta rasgos de un entorno de aprendizaje constructivo en cuanto que permite la puesta en juego de los principios arriba apuntados.
-Internet es un sistema abierto guiado por el interés, iniciado por el aprendiz, e intelectual y conceptualmente provocador.


[1] Opiniones basadas en el documento electrónico “Internet como recurso educativo”.